Cómo nos afecta la dismorfofobia

El miedo a la imagen de uno mismo o cómo la dismorfofobia nos acompleja

¿Crees que tienes un defecto físico que acompleja y te afecta en tu vida diaria? Puede que tengas dismorfofobia, un trastorno clínico relativamente común que hace que las personas que lo padecen, sientan o piensen que tienen un defecto físico que en realidad no tienen.

Las personas con trastorno dismórfico o dismorfofobia tienen muchas dificultades para hacer su vida diaria de forma normal porque, aunque padezcan un pequeño defecto físico, ellos tienden a magnificarlo e imaginarlo mucho más grave de lo que en realidad es.

Según revela  la psicoanalista, Rosa Velasco, la dismorfofobia está directamente relacionada con la vergüenza que una persona siente de su propio cuerpo. Se trata de un síntoma psicológico que lleva a la persona que lo padece, a sentir un miedo extremo a no ser aceptado por la sociedad.

¿A quién afecta la dismorfofobia?

La dismorfofobia es un trastorno muy relacionado con el famoso cuento del Patito Feo de Hans Christian Andersen: "Se dirigió entonces hacia ellos con la cabeza baja, para hacerles ver que estaba dispuesto a morir. Y entonces, vio su reflejo en el agua: el patito feo se había transformado en soberbio cisne blanco".

Los expertos apuntan a que la dismorfofobia suele comenzar en la adolescencia, una etapa en la que todos empezamos a preocuparnos más por nuestro aspecto físico. Además, es un trastorno que puede afectar a grupos de todas las edades en la sociedad, y se da tanto en hombres como también en mujeres.

Las preocupaciones más recurrentes que suelen tener las personas que padecen este trastorno están relacionadas con los defectos faciales, como la piel, el pelo, la nariz o la boca. Pero en el caso concreto de las mujeres, también afecta el crecimiento exagerado o la ausencia de crecimiento de las mamas.

Principales razones que desencadenan la dismorfofobia

Personalidad

Las personas tímidas, las que tienen un temperamento ansioso, las perfeccionistas, las autoexigentes, las que tienen una necesidad constante de aprobación o las que tienen baja autoestima, son las candidatas perfectas a sufrir dismorfofobia.

En el caso de los que tienen una baja autoestima, esto sucede porque son más propensas a tener pensamientos negativos hacia sí mismas, hasta que esos pensamientos inundan, incluso, la percepción de su propia imagen corporal.

Contexto social

El acoso social es otra de las causas desencadenantes de la dismorfofobia, pero en este caso, es el entorno el que juega un papel decisivo en el desarrollo de este trastorno. Y es que, una persona que sufre acoso de forma recurrente, tiene más posibilidades de sufrir dismorfofobia.

El entorno personal

También se ha comprobado que la dismorfofobia afecta en mayor medida a personas que padecen trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia o la bulimia porque tienen una imagen distorsionada de su propio cuerpo.

¿Qué puedes hacer para evitar este trastorno?

Las personas que sufren dismorfofobia son engañadas por las percepciones que les transmite su propio cerebro. Por ello, una de las claves es la prevención de este trastorno desde edades muy tempranas por parte de los padres, que deben trasmitir a sus hijos unas ideas sanas acerca de su aspecto físico.

Pero la clave para evitar la dismorfofobia es aprender a sentirnos mejor con nuestra propia imagen sin tener la necesidad de cambiar nuestro aspecto externo. Puedes conseguirlo a través de estos 3 consejos:

¿Cambiar te hará sentirte mejor?

Lo primero que debes pensar es: ¿Crees sinceramente que para sentirte mejor contigo mismo necesitas efectuar cambios en tu cuerpo?

Acéptate como algo natural

Antes de recurrir a un cambio drástico de imagen, a través de cirugía o de otras técnicas, debes aprender a aceptar tu imagen como algo bueno y natural.

No evites a los demás

El tercer consejo para aceptar tu propia imagen es que no evites relacionarte con los demás por el miedo a qué pensarán de ti. No dejes que las percepciones subjetivas sobre tu aspecto físico limiten tu vida social.

Bibliografía [+]
  • Velasco, R. (2010). Dismorfofobia o vergüenza del cuerpo. Revista Clínica e Investigación Relacional, 4(1), 208-220.

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Carolina Ferreiro

Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid. Mi vocación es contar noticias y transmitir información útil y relevante para los demás. Escribo noticias relacionadas en medios de referencia relacionados con el empleo, cursos, orientación académica, y actualidad educativa. En el día a día disfruto con todos los temas que están relacionados con la maternidad (feliz mamá de dos hijos), la infancia y la familia. Asimismo, me interesan mucho todos los asuntos que atañen a la nuestra psicología, salud y nuestra alimentación.

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