Tener las cosas claras en la vida es importante para poder alcanzar aquello que queremos, pero si no ponemos en práctica los pasos para conseguirlo, no servirá de nada, y es aquí donde entra en juego el autocontrol. Y es que, a veces nos dejamos llevar por nuestros impulsos y no podemos controlar ciertas acciones que hacemos sin pensar, acciones que impiden que alcancemos nuestras metas, acciones que ponen en evidencia nuestra falta de autocontrol.
¿Qué es el autocontrol?
Cuando hablamos de autocontrol nos referimos a esa habilidad que desarrollamos los humanos y nos permite controlar lo que nos pasa y lo que sentimos, es decir, nuestras emociones y nuestros impulsos, de tal forma que conseguimos hacer lo adecuado para conseguir nuestros fines. Por ello, el autocontrol está relacionado en parte con nuestra autoestima y la percepción que tenemos de nosotros mismos. Gracias al autocontrol podremos alcanzar éxito en todas las facetas de nuestra vida, desde nuestras relaciones, hasta nuestro trabajo, sin embargo, en ocasiones deberemos aprender a desarrollar nuestro autocontrol, para que no nos juegue malas pasadas.
Seguramente has tenido alguna ocasión en la que has querido enfrentarte a tu jefe, y decirle de no muy buen modo todo lo que piensas. Pues bien, esa capacidad para controlar ese impulso, tiene mucho que ver con el autocontrol.En este sentido, saber cómo gestionar nuestras emociones, la ansiedad o la ira, es esencial para no meternos en discusiones que no tienen ningún sentido. Por otra parte, el autocontrol también es aquel que hace que nos quedemos en casa estudiando si tenemos un examen que aprobar, o que no comamos ese pedazo de tarta si lo que queremos es perder peso.
Hábitos para mejorar nuestro autocontrol
Como en todo lo que podemos mejorar en nuestra vida, la clave está en los hábitos. Existen actitudes o acciones que tomamos en el día a día que nos alejan de nuestro desarrollo personal, y otras en cambio, nos ayudan a acrecentar nuestro control sobre nosotros mismos. Hoy, te daremos unos consejos para mejorar tu autocontrol.
Gestiona tus emociones poco a poco
Aprender a saber qué nos pasa en cada momento no es sencillo, ya que la mayor parte del tiempo no pensamos en lo que nos pasa. Una mirada hacia adentro puede ser muy útil para aprender a gestionar las emociones y también nuestro autocontrol. Piensa en una situación que te produce rabia, conociendo esta situación, podrás entenderte y encontrar la forma de esquivar la situación o enfrentarte a ella, sabiendo que tienes que hacer para conseguir lo más favorable para ti.
Practica la asertividad
Uno de los puntos más bajos de nuestro autocontrol llega cuando perdemos el control al enfadarnos. Saber expresar lo que sentimos y lo que nos pasa con empatía y asertividad, puede darnos las claves para desarrollar nuestro autocontrol. Es importante que aprendamos a decir lo que nos gusta pero también lo que no nos gusta sin ofender a la otra persona. De este modo, podremos apreciarnos a nosotros mismos y a los demás, mejorando nuestra autoestima y así, nuestro autocontrol.
Prueba la meditación
De sobra son conocidos los beneficios que tiene meditar hoy en día, de hecho, es una práctica que se recomienda para todo tipo de males emocionales, pero también, paro saber aceptar las cosas que te pasan en la vida. Las personas que practican la meditación son capaces de aprender a no juzgar lo que sucede y a aceptar las situaciones que no podemos controlar.
Una de las técnicas de autocontrol emocional que puedes poner en marcha en estos casos junto con la meditación es la de regular los pensamientos, trabajar todo lo negativo que se produce en nuestra mente, ponerlo en una balanza y visualizar cada asunto que requiere nuestra atención.
No seas demasiado ambicioso
Si quieres trabajar tu autocontrol para conseguir ciertas metas, será mejor que trabajes en ponerte objetivos factibles. Por ejemplo, si tu objetivo es ir al gimnasio y de normal practicas una vida sedentaria, no empieces por proponerte ir todos los días, sino que empieza por tres días a la semana, si no, será mucho más complicado conseguir tus metas y sentirás que no eres capaz de controlarte.