Mucho se habla de autoestima, de amor propio y de esa forma de vivir que solo es sana si nos respetamos. Es importante cultivar nuestra autoestima y saber cómo se encuentra ésta en cada momento, es decir, ¿nos queremos lo suficiente a nosotros mismos? Esta cuestión es fundamental para no fallarnos nunca, para darnos el valor que merecemos.
Pero también hay mucha confusión acerca de estos términos, algunos confunden autoestima con orgullo, otros con arrogancia y hay quienes piensan que la autoestima hay que tenerla alta en lugar de sana.
4 preguntas que te ayudarán a saber cómo se encuentra tu amor propio
Lo que está claro es que, quererse no es cosa de broma y que puede ser crucial en nuestra existencia, por eso, hoy vamos a comprobar ciertas preguntas que nos ayudarán a saber si nos queremos bien y cómo se encuentra nuestra autoestima. Parece absurda la idea de odiarse a sí mismo, y sin embargo, ocurre más de lo que pensamos. En los tiempos que corren, ser nuestro propio enemigo está de moda, y el autoboicot se ha convertido en algo así como deporte nacional. Sin embargo, no debemos preocuparnos, es posible darse cuenta y pararlo. Lo primero, ser conscientes de cuánto nos queremos.
¿Evitas el conflicto?
Hay personas que no son capaces de tener una discusión, y cuando tenemos un conflicto a la vista no sabemos muy bien qué hacer. En estos casos, cuando sabemos que podemos tener un enfrentamiento con una persona y nos echamos hacia atrás puede que nuestra autoestima sea baja, no siempre, pero la relación que existe en esta afirmación es que en la medida que no desarrollamos de forma suficiente nuestro amor propio no nos creemos capaces de lo mucho que podemos hacer y ahí es cuando nuestras fuerzas flaquean y pensamos, mejor evitamos el conflicto.
Una persona con baja autoestima suele evitar este tipo de enfrentamientos, fingiendo por ejemplo que todo está bien. Si te has identificado con esta situación, probablemente haya algo que puedas hacer para trabajar tu autoestima y comprobar que vales más de lo que imaginas y que seguramente tengas grandes fuerzas para defender aquello en lo que crees.
¿Tu amor propio depende de tu aspecto físico?
Criticar nuestro cuerpo es algo normal, todos tenemos complejos y algo que nos gustaría cambiar, sin embargo, cada fallo que vemos en nosotros, cada obsesión que tenemos en nuestro aspecto físico, es un síntoma de falta de amor propio. Hay personas que no son capaces de hacerse ver sin arreglarse porque no se sienten del todo confiados, de modo que nos cuesta mostrarnos tal y como somos.
La realidad es la siguiente: ni la perfección existe ni nuestra apariencia nos hace mejores o peores personas. Hay que quererse tal y como uno es, sin importar ni físico ni apariencias. Todos tenemos algo que nos define y nos hace únicos, piensa en ello y lo comprobarás.
¿Te comparas con todo el mundo?
¡Qué malas son las comparaciones! Las comparaciones son odiosas y todos lo hemos hecho en alguna ocasión. La persona de nuestro lado siempre va a tener un coche mejor, una pareja mejor, una casa mejor... en definitiva, es muy fácil ver como los demás tienen una vida mejor que la nuestra. En estos casos no hay que infravalorarse.
Al compararnos tenemos que ver que la mayoría de veces no disponemos de datos suficientes. Las redes sociales no nos ayudan en este sentido, pues nos hacen un flaco valor emocional, y nos hacen ver que todos tienen una vida mejor que la nuestra, cuando la mayoría de veces, es todo una ficción. Nos comparamos cuando nos sentimos inseguros y eso nos hace sentir más inseguros todavía. Párate a pensar todo lo que tienes y lo que te hace feliz, quizá te sorprendas.
¿Estás a la defensiva?
Las personas con baja autoestima pueden estar a la defensiva o mostrarse sensibles. Si sientes que los demás se aprovechan de estas sensibilidades, que nadie te valora lo suficiente esto puede ser una justificación a este comportamiento.
De este modo, las relaciones tóxicas y los malentendidos y susceptibilidades están a la orden del día. Si verdaderamente una persona te ha decepcionado, entonces estás en tu derecho a mostrar tu enfado, pero en los casos contrarios, es mejor pararse a pensar y luego reaccionar, especialmente porque de este modo no saldremos mal parados a nivel emocional.