Imitar la forma de ser de otros

La normopatía, cuando quieres ser como los demás

Cada ser humano es único y diferente y esa individualidad que nos caracteriza es, precisamente, la que nos convierte en personas especiales. Sin embargo, hay personas que necesitan ser como los demás y actuar de igual forma que ellos. Esto es lo que se conoce como normopatía, y de lo que hablaremos en este artículo para comprender qué síntomas presenta y cuáles son las causas que lo producen.

¿Qué es la normopatía?

Altos, bajos, rubios, morenos, pasionales, apáticos, conformistas, soñadores...Cada ser humano es diferente al otro. Y es, precisamente, esa individualidad, la característica que nos convierte en personas especiales, en seres diferentes al resto. Todos tenemos un tipo de personalidad particular y eso tal y como decimos nos convierte en seres únicos. Sin embargo, cuando la normopatía se convierte en un habitual en las personas es cuando entran en juego los problemas de autoestima.

Sin embargo, a día de hoy, cada vez es más frecuente que muchas personas se obsesionen con buscar la normalidad pareciéndose a otros. Este trastorno de la personalidad recibe el nombre de normopatía. Y es que en la sociedad en la que vivimos actualmente, el ser distinto a los demás es una realidad que puede llegar a asustar o abrumar. Por ello, la normopatía se define como el impulso anormal hacia una supuesta normalidad.

Por ello, las personas normópatas son aquellas que desean parecerse a los demás, dejando de lado su yo interior, y apartando su razón de ser en la búsqueda de este obstinado y difícil objetivo de ser igual a los demás. Todos los esfuerzos que hacen los normópatas se enfocan hacia la validación social, dejando de lado sus inquietudes, sus gustos y olvidando por completo su autoconocimiento interior.

Síntomas que presentan las personas normópatas

La normopatía es un trastorno mental que en pleno siglo XXI afecta a muchas personas. Sin embargo, es relativamente fácil detectar a una persona normópata porque quien padece este trastorno suele también ser víctima de alguno de estos síntomas:

1. Pérdida del sentido de la realidad

Uno de los síntomas más frecuentes que provoca la normopatía es la pérdida del sentido crítico de la realidad. Y es que la persona que sufre este trastorno de la personalidad deja de ser consciente de su propia individualidad en su afán por parecerse a los demás.

2. Sentimiento perpetuo de melancolía

La persona que sufre normopatía tiene una fuerte tendencia a vivir en un sentimiento perpetuo de melancolía, incluso, puede llegar a sentir un vacío existencial. Este sufrimiento es consecuencia directa de no lograr desarrollar su propia personalidad de forma individual, y también de haberse dejado llevar por lo que hace o dice la mayoría. En este sentido, las personas que procuran ser como los demás, no experimentan la tristeza, sino que directamente decaen, como bien indican Otero y Rodado en sus estudios. Tanto es así, que los estados de angustia se apoderan de él.

3. Imitar, obedecer y claudicar


La persona normópata no pone barreras en su vida, no pelea por conseguir sus propias metas y, simplemente, se deja llevar. En definitiva, uno de los principales síntomas que caracterizan a un normópata, es que éste tipo de persona siempre va a tratar de imitar, de obedecer y de claudicar en sus propios pensamientos y objetivos como consecuencia directa de su pérdida de personalidad.

¿Por qué es importante ser auténticos?

La normopatía es un trastorno que, afortunadamente, tiene cura, y se puede combatir desde el mismo momento en el que la persona vuelve a luchar por mantener su propia individualidad.

Dado que vivimos en una sociedad que desea que encajemos en unos determinados moldes, la búsqueda de la autenticidad y de la individualidad se ha convertido en un reto esencial para el ser humano. Nos asusta ser nosotros mismos sin miedo y esto es algo que alimenta el hecho de querer ser como los demás.

Las personas auténticas viven en un mayor estado de bienestar que aquellas que sólo desean ser iguales a los demás. Y es que, cuando conquistamos nuestra propia individualidad, somos capaces de ser felices y de lograr también una mayor estabilidad emocional.

Asimismo, la gente auténtica se siente mejor consigo misma porque es capaz de alcanzar sus propias metas y objetivos. En definitiva, son personas más resilientes porque siempre tienen el firme propósito de alcanzar sus propias metas, de ser ellos mismos, y no necesitan a nadie que les guíe para alcanzar sus objetivos.

Fuentes consultadas:

  • Otero, J. Rodado, J. (2004): "El enfoque psicoanalítico de la patología psicosomática". Aperturas psicoanalíticas, 16.

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Carolina Ferreiro

Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid. Mi vocación es contar noticias y transmitir información útil y relevante para los demás. Escribo noticias relacionadas en medios de referencia relacionados con el empleo, cursos, orientación académica, y actualidad educativa. En el día a día disfruto con todos los temas que están relacionados con la maternidad (feliz mamá de dos hijos), la infancia y la familia. Asimismo, me interesan mucho todos los asuntos que atañen a la nuestra psicología, salud y nuestra alimentación.

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