Ser exigente con uno mismo no es algo malo, el problema es que cuando esta actitud se lleva al extremo pueden aparecer algunos problemas con el entorno, incluso, es posible llegar a hacerse daño a uno mismo. Las personas que son demasiado auto-exigentes son personas que por lo general no se permiten fallar y acostumbran a mantener un listón alto en cuanto a su desempeño. Quieren hacerlo todo bien, y la consecución de sus objetivos o el cumplimiento de sus tareas les produce satisfacción en la medida que se arraigan más al pensamiento de la exigencia.
En otros casos, el hecho de ser muy exigente con uno mismo implica que uno no reconozca su propia valía o que se subestime, lo cual puede traducirse en problemas de autoestima y por ello sienten inseguridades. Como consecuencia, una persona que es muy exigente consigo misma, sufre en el terreno emocional cuando no se lleva un equilibrio correcto entre lo que es la exigencia y el permitirse fallar o bajar un poco la guardia.
"Nadie debería creerse perfecto, ni preocuparse demasiado por el hecho de no serlo". Bertrand Russell
5 consejos para convertirte en alguien menos exigente
Ser demasiado exigente o perfeccionista con uno mismo puede convertirse en algo muy negativo, tanto a nivel personal como de cara a las relaciones que mantenemos con las personas de nuestro entorno.
¿Te consideras una persona demasiado exigente y esto te está pasando factura con los demás? Empieza a confiar más en ti mismo y sigue estos consejos para gestionar mejor la autocrítica y cultivar la tolerancia contigo mismo:
1. Descubre qué emociones te hacen ser tan crítico
La autocrítica generalmente va asociada a una serie de emociones y de pensamientos negativos sobre uno mismo. Por ello, debes desenmascarar todas esas críticas intentando descubrir qué intentan mostrarte tus emociones o cuáles son los miedos que mueven todas esas críticas. Y es que, conocer lo que realmente se esconde detrás de la autocrítica, es la mejor forma de empezar a plantarle cara a la autoexigencia desmedida.
2. Acepta también el fracaso
Otra de las claves para vencer la autoexigencia es estar siempre preparado para recibir el fracaso en cualquier momento. Y es que, ser demasiado exigente puede generar la falsa percepción de que nos prepara ante un posible fracaso, pero en realidad, genera en nosotros el efecto contrario.
3. Aprende a relativizar
Si deseas ser menos exigente exigente contigo mismo, debes también empezar a relativizar los problemas y no tomártelo todo como si de una verdad absoluta se tratase. Para ser menos exigente con uno mismo es necesario distanciarse de los propios pensamientos y verlos como un simple contenido mental, y no como una verdad indiscutible y absoluta que se impone frente a todo lo demás.
4. Modifica tus expectativas
Esto es clave para no caer en la autoexigencia excesiva, puesto que cuando aceptamos que nadie es perfecto y que buscando la perfección podemos encontrar la infelicidad, sólo entonces empezamos a ser capaces de superar la autoexigencia. Recuerda: Puedes marcarte metas alcanzables, pero debes evitar la perfección.
5. Despídete de los pensamientos negativos
Cuando somos demasiado exigentes con nosotros mismos y no nos permitimos un descanso puede que tengamos demasiadas emociones y pensamientos negativos sobre nosotros mismos. Pero aunque te resulte insoportable pensar que nada de lo que hay en ti es perfecto, debes luchar porque esos pensamientos negativos no se apoden de ti, es decir, creer en ti, porque todos tenemos nuestros valores, capacidades y grandes habilidades que nos hacen únicos.
En este sentido, debes aprender a tomarte con humor tus propios errores, incluso, sería bueno que hicieras un esfuerzo racional para no ser tan crítico y exigente contigo mismo. Y es que, empeñarse en las emociones negativas y no apostar por las positivas, es algo que nos aporta muy poco y que nos hace mucho daño a nivel personal.