No, nadie nace con una mente abierta, ni es cuestión de genes ni de carácter. Lo cierto es que, aunque no todos poseemos una mente abierta, podemos adquirirla si así lo deseamos. Pero ojo, porque hacerlo puede ser algo más complicado que tener la intención de cambiar o de, simplemente, intentar ser más flexible. Además, psicológicamente trabajar nuestras habilidades para mostrarnos más receptivos con lo que nos rodea puede tener grandes beneficios.
Para quien todavía tenga alguna duda, disponer de una mentalidad abierta significa estar dispuesto a escuchar las ideas de los demás, aunque no vayan de acuerdo a nuestros intereses. Valorar esas opiniones y darles el beneficio de la duda por si somos capaces de incorporarlas o no a nuestra vida, significa tener la mente abierta. Esto, puede que te recuerde un poco a la personalidad asertiva, pero así es.
Y aunque, dicho así, suene algo más bien fácil, lo cierto es que escuchar las propuestas de los demás puede ser algo agotador si no estamos acostumbrados a ello, sobre todo porque cosas como estas puede mermar nuestra autoestima de forma considerable. Las personas con mentalidad cerrada no son nada flexibles, les asustan los cambios y rechazan cualquier cosa que les resulte desconocida.
Métodos para trabajar nuestra mentalidad
Como ya hemos dicho, puede no resultar fácil cambiar de una mentalidad cerrada a una abierta en tan solo un momento. Se trata de un proceso que va en camino del desarrollo personal y es un tema que debemos aprender y trabajar, por eso, te damos algunos consejos para conseguir tener esa mentalidad abierta y flexible y que puedas tomar las cosas desde otra perspectiva con el fin de poder llevar una vida más plena.
Sal de tu zona de confort
Seguramente has oído muchas veces esta expresión y has pensado: ¿por qué tengo que salir de un sitio confortable? Pues bien, la respuesta es sencilla: si nos quedamos atascados donde estamos nunca avanzaremos. Nuestra zona de confort está formada por todo nuestro alrededor, nuestra familia, amigos pero también por un trabajo que no nos gusta o por los atascos de tráfico todas las mañanas. Salir de nuestra zona de confort significa viajar a nuevos lugares, hablar con personas desconocidas o tomar nuevas rutas para ir a trabajar. Porque no siempre vale más lo malo conocido que lo bueno por conocer, cambiar simples rutinas en tu vida, hará que poco a poco, vayas encontrando nuevas perspectivas. Estudia, lee, aprende un nuevo idioma... aprender nuevas culturas y conocer otros puntos de vista te ayudará a abrir tu mente y a ver que hay más mundo más allá de lo que ves enfrente tuyo.
Practica con las relaciones sociales
Una de las cuestiones más complicadas y que más señalan a las personas que tienen una mente abierta, las encontramos en el trato con los demás. Las personas con mente abierta respetan las opiniones y decisiones del resto, aunque sean muy contrarias a las suyas. Además, tampoco juzgan a alguien antes de conocerlo.
Una de las cualidades que debes trabajar si quieres tener una mente abierta es la empatía. Esto no solo significa que debemos ponernos en el lugar del otro, sino que podemos hacerlo, aun cuando sus decisiones o comportamientos no fueran los mismos que los nuestros. Entender lo que sienten las otras personas y que no a todos nos afecta lo mismo, será una cuestión que nos ayudará a abrir nuestra mente.
Prueba cosas nuevas
Puede que sea un plato de cocina extranjera que nunca hayas podido probar o no te hayas atrevido, puede que sea una decoración Feng Shui, incluso un nuevo tipo de música o de cine. Lo importante es conocer algo más allá a lo que estás acostumbrado... ¿quién sabe? Igual encuentras una nueva pasión. En esta línea, te recomendamos que no critiques nada antes de haberlo probado. A veces tenemos demasiado miedo al cambio, pero una vez te lanzas y cambias, pueden pasar cosas realmente fantásticas. Por eso, es importante tener en cuenta las opiniones de los demás, y no criticar aquello que no conoces. ¡Ah! y si quieres criticar ya sabes, tendrás que probarlo antes.