La memoria es una capacidad cognitiva humana muy importante. Gracias a ella podemos recordar cosas, podemos aprender, hablar, conversar y formar quienes somos. Por eso es un proceso que la psicología ha dedicado tantos años a estudiar y que ha resultado ser un sistema complejo, con diferentes almacenes y diferentes mecanismos. Se ha demostrado que existen varios almacenes de memoria y que nuestro cerebro realiza diferentes procesos.
Uno de estos tipos de memoria es la memoria sensorial, se trata de un primer paso, el almacén de más corta duración de memoria por así decirlo. La memoria sensorial es la que registra los sentidos y permanece allí hasta que pasa a la memoria a corto plazo.
La memoria sensorial, al detalle
Se llama memoria sensorial porque se refiere a la información que obtenemos de los sentidos, es la primera en captarlos, en pasarlos a su almacén y la que luego los distribuirá a otros almacenes de más larga duración como son la memoria a largo plazo o la memoria a corto plazo.
Durante años se ha debatido mucho sobre el origen de la memoria sensorial, precategorial o postcategorial, es decir, si la información era filtrada antes o después de ser retenida. También ha habido muchos estudios en relación a sus tipos de memoria sensorial, experimentos y pruebas que estudiaban principalmente los dos tipos de memoria sensorial, la memoria icónica y la memoria ecoica. Hoy en día, se distinguen tres tipos de memoria sensorial, y a la icónica, basada en las imágenes y a la ecoica basada en los sonidos, se le une la háptica, que se basa en el tacto y la propiocepción.
Tipos de memoria sensorial: icónica, ecoica y háptica
Memoria icónica
Con la memoria icónica se han hecho más cantidad de experimentos y por tanto es la que más se ha estudiado. Son famosos los estudios de Sperling con el informe total y parcial, aunque a estos le siguieron muchos más, confirmando y ampliando sus resultados. Justo por estos estudios sabemos que las personas tenemos la capacidad de retener alrededor de 4 o 5 ítems de un conjunto amplio. Además, también se ha investigado el tiempo en el que podemos retener la memoria icónica y son unos 250 milisegundos. De este modo, una vez más es preciso recordar lo importante que es poner en marcha ejercicios para mejorar la memoria y así mantener recuerdos más duraderos.
Yuliya Evstratenko || Shutterstock
Memoria ecoica
Después de la memoria icónica, la memoria basada en los sonidos es la que más se ha estudiado, y al igual que la icónica se ha definido como un registro precategorial, de muy corta duración y de mucha capacidad. De hecho, la diferencia más evidente entre la memoria icónica y ecoica es la forma de procesar la información, que se hace de forma sonora y no visual.
El tiempo de retención de los estímulos auditivos es al menos de 100 milisegundos, según los experimentos realizados. Por otra parte, podemos decir que la mayor riqueza de la memoria ecoica recae sobre lo fundamental que resulta para la comprensión del lenguaje y la posibilidad de la comunicación.
Una característica única y destacable de esta memoria ecoica es su efecto de recencia. Esto quiere decir que cuando escuchamos un estímulo, este no desaparece al instante, sino que tardamos un momento en que desaparezca el sonido de nuestra mente. Precisamente por esto, recordamos mejor el último estímulo que los anteriores. En este sentido, algunos autores han reflexionado sobre la relación entre los tipos de memoria sensorial cuando intepretan los estímulos porque en ellos entran en juego fuertes vínculos emocionales que entran en contacto a lo largo de diferentes estímulos.
Memoria háptica
A pesar de ser la menos estudiada la memoria háptica se ha considerado una de las tres divisiones de la memoria sensorial y estudia la información de tipo táctil. Entre otros, podemos observar registros con estímulos que tienen que ver con el dolor, el picor o el calor, entre otros.
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Al igual que la icónica, tiene una capacidad de 4 o 5 ítems, aunque el tiempo en el que se mantiene esta huella es mayor, llegando a los 8 segundos. Además, se cree que existen dos sistemas que componen la memoria háptica, uno relacionado con la piel y otro con los músculos.
