Durante años hemos pensado que tener un coeficiente intelectual alto es sinónimo de ser un triunfador. El pensamiento lógico y matemático, la resolución de problemas y la pasión por las ciencias, se sitúan como la cumbre en una escala superior en la especie humana. Sin embargo, en los últimos años diversos estudios psicológicos y biológicos han demostrado que, tener una puntuación alta en el coeficiente intelectual puede tener diversos matices y en este artículo los vamos a comprobar.
Para empezar, deberemos analizar varios factores como son, la motivación a la hora de realizar el test de inteligencia, los otros tipos de inteligencia que existen y que forman la inteligencia emocional, o las desventajas que pueden surgir de ser demasiado inteligente. Son cuestiones que vamos a analizar.
La influencia de la motivación
Estudios recientes han demostrado que la puntuación que sacamos al realizar un test de inteligencia no dependen únicamente de la inteligencia en cuestión, sino que además, la motivación con la que realizamos dicho examen, pueden influir a partes iguales en el resultado final.
Según este estudio, que actuaba con un beneficio económico a la hora de realizar el test de inteligencia como inventivo, se pretende demostrar que, cuando vamos a realizar una tarea, los conocimientos que tenemos son importantes, pero son igualmente importante las ganas y el esfuerzo que le ponemos al hacerlo.
La inteligencia emocional
Nos pasamos la vida buscando el éxito. Cómo triunfar en la vida a todos los niveles, tanto profesional, como social y personal. Y es que, triunfar significa ser feliz y conseguir la auto-realización. Siempre hemos buscado el secreto de ese éxito y siempre lo hemos achacado a la inteligencia... pero últimamente se ha demostrado que el coeficiente intelectual no lo es todo en lo que se refiere al inteligencia, y sobre todo a éxito. Factores como nuestra capacidad para gestionar las emociones son decisivos en estos estudios.
Si te pones a pensar seguro que te viene la imagen de el típico empollón de la clase, ese que saca notas excelentes y resuelve antes que nadie los problemas de química, y sin embargo, tiene muchos problemas para relacionarse socialmente. Las habilidades comunicativas y las competencias personales también forman parte del camino del éxito, y son factores que junto con las habilidades sociales forman la inteligencia emocional.
Es importante que, además de cultivar nuestras capacidades cognitivas, también nos centremos en factores como la autoestima y la confianza. Por ejemplo, factores como la persevereancia y constancia determinan que una persona tenga más competencias. Se trata de cuestiones que nos acercarán más aún al camino del éxito y de la felicidad. Además, son cualidades que últimamente las empresas valoran a la hora de buscar candidatos para los puestos de trabajo.
Las desventajas de ser muy inteligente
Puede que pienses que si eres muy listo tu vida será mucho más fácil, sin embargo, puede que no siempre sea así. El caso es que tener un coeficiente intelectual algo no te garantiza una vida feliz, y aquí tenemos varias razones que lo prueban. Para empezar, si eres muy inteligente las expectativas se disparan. Todos esperan más de ti y sin querer, tú también lo haces. Tu auto-exigencia se dispara y poder ser feliz se vuelve una meta cada vez más lejana.
Otra de las cosas que notarás si tu mente destaca sobre las demás, será que las personas se mostrarán reacias a hablar contigo sobre ciertas cosas. Tendrán envidia o miedo a que las corrijas, e incluso cuando lo hagas no les gustará en absoluto. Se trata de una situación de desigualdad que, aunque tú no la sientas así, los demás se encargarán de trasmitírtelo.
Por última, hay estudios que demuestras que las personas inteligentes piensan mucho más las cosas. Esto hace que busquen más significado a todo y tiendan más a la auto-reflexión y por tanto a la tristeza. Se trata de una forma de conocimiento que, tristemente, nos aleja del bienestar.