La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta a una importante parte de la población. Por suerte es un problema del que se puede salir siempre que sigamos el recorrido correcto y contemos con el apoyo de nuestro entorno y la fuerza de voluntad necesaria para salir adelante, pero antes hay que superar un largo recorrido que podríamos dividir en cinco fases o etapas de la depresión. Cada una de ella tiene sus propias características, y aunque muchas veces la línea que las separa es más que difusa hay que conocerlas para saber dónde estamos en cada momento.
Lo que sucede en cada una de las 5 fases de la depresión
Siempre se dice que el primer paso a la hora de solucionar un problema es reconocerlo, pero en el caso de la depresión antes del reconocimiento y diagnóstico nos encontramos con una serie de señales que nos advierten de la depresión en una persona y de la cercanía del problema. Si la depresión no se ataja en esa primera etapa se acabará consolidando y afectando muy seriamente nuestro día a día, que muchas veces será un martirio. Solo con el tratamiento adecuado podremos dejar atrás la depresión y llegar a la última fase, la de inhibición o superación de la depresión.
Estados emocionales negativos
A partir de un episodio traumático o estrestante que actúa como desencadenante (la pérdida de un ser querido, el fin de una relación, un despido, una enfermedad) empiezan a aparecer las muestras e indicios de la primera fase de depresión. Al principio te sentirás triste, intentarás aislarte, te sentirás más lento física y mentalmente... Son los estados emocionales negativos que dan paso a la depresión, aunque en ocasiones no hay emociones negativas o desencadenante como tal, sino que puede ser una cuestión genética donde influyen los cambios hormonales o el déficit de vitamina D.
Consolidación de la depresión
Los estados emocionales negativos vienen y van, todo el mundo los experimenta sin caer en una depresión; pero cuando la sensación de tristeza se prolonga en el tiempo podemos empezar a hablar de depresión. Aquí es cuando comienza la segunda etapa de la depresión y durante la consolidación la persona afectada se ve apática y desmotivada, y por su cabeza solo pasan sentimientos negativos, cada vez con más frecuencia, muy difíciles de gestionar. Paralelamente nuestra química cerebral sufre unos cambios que asientan esa depresión, lo que hace el problema aún más grave.
Adiós a las actividades con las que más disfrutas
Con la depresión ya consolidada aparece la desmotivación a la hora de hacer cualquier cosa, lo que incluye las actividades de las que antes más disfrutábamos. Cada vez nos costará más sentir placer, y la apatía dará lugar a pensamientos negativos. Así, renunciaremos a actividades sociales como estar con los amigos o la familia, en parte también para evitar los interrogatorios sobre qué nos pasa. De esta forma entramos en un círculo vicioso que no hace más que profundizar la herida.
Tratamiento de la depresión
Hay diferentes terapias para hacer frente a la depresión. Puede ser un tratamiento psicológico, uno farmacológico o una combinación entre ambos. Según la respuesta al tratamiento el paciente podrá superar los síntomas de la depresión total o parcialmentente. Aunque a priori el problema está solucionado nunca hay que darlo por resuelto, porque siempre está el peligro de que se trata de una recuperación parcial o temporal.
La inhibición
Uno de los peligros más grandes de la depresión son las recaídas, que también deben atenderse, a ser posible desde un primer momento.
Una misma depresión puede presentar diferentes picos de influencia a lo largo del tiempo, pueden sucederse episodios así que en esta última fase de la depresión trataremos de evitar su aparición y en caso de recaer volveremos a la tercera etapa, la del tratamiento médico o psicológico.