La repercusión de las emociones de los padres sobre los hijos

Padres emocionalmente estables: infancias felices

Uno de tus grandes objetivos como padre será -o debería ser- criar a un niño feliz, que crezca en un entorno emocionalmente estable en el que pueda desarrollarse y quemar etapas hasta convertirse en un adulto. Sin embargo hay muchos factores que influyen para bien o para mal en este objetivo. Uno de estos aspectos más importantes son las emociones de los padres en el seno de su propia relación. Unos padres emocionalmente estables, con una fuerte relación de pareja, generarán un ambiente óptimo para que el disfruta de una feliz infancia.

En esto consiste el concepto de educación emocional  y es que las emociones de los seres humanos es lo que hace sentirnos de un modo u otro, lo que nos caracteriza. Así que las emociones de la relación paternal influirán en la infancia de nuestros niños hasta que crezcan y se desarrollen como persona.

Salud emocional e infancia

Esta felicidad emocional es básica para la felicidad futura de sus hijos, tanto en la infancia como en la adolescencia y la edad adulta. Y el primer paso para conseguirlo es que los padres acepten que tienen la responsabilidad de cuidarse mutuamente y a sí mismos el aspecto emocional al igual que en el aspecto físico. De esta forma algunas premisas tan básicas como la confianza en tu pareja o el respeto transmitirán al mismo tiempo a los padres toda la energía y fuerza vital necesaria para el cuidado de sus hijos. En los casos de padres malhumorados o deprimidos esa falta de vitalidad se puede convertir en problemas de conducta de los hijos.

Cómo las emociones paternales influyen en la infancia

El hecho de disfrutar de una relación emocionalmente estable también te permitirá enseñarle a tu hijo esa inteligencia emocional que, a diferencia de lo que muchos piensan, no viene de serie, sino que se trata de una habilidad que desarrollamos con el paso del tiempo. A los niños les cuesta entender las emociones, tanto propias como ajenas, y los padres deben saber educar en emociones a los niños para saber interpretar esos sentimientos, poner palabras a esas emociones, etc. Aquí no pueden faltar una buena relación padre-hijo ni una buena comunicación entre ambos.


Los aspectos esenciales de una infancia feliz

De esta manera, los más pequeños de la casa pronto aprenderán a construir buenas relaciones. La posibilidad de desarrollar las habilidades sociales en casa o realizar buenas acciones les sirve para construir la empatía y a partir de ahí reforzar esas relaciones en casa y fuera del hogar. Unos padres emocionalmente estables les ayudarán a dar siempre lo mejor de sí, la puerta hacia el éxito, y les enseñarán siempre el lado bueno de las cosas, algo que indudablemente ayudará a mejorar la autoestima de los niños para que sean fuertes por lo que de ese modo les ayudaremos a disfrutar de una infancia feliz.

Padres emocionalmente inestables, hijos sin infancia

No podemos decir lo mejor de los niños cuyos padres no tienen esa estabilidad emocional. Ya sabemos que reprimir las emociones puede tener unas graves consecuencias y mucho más si lo que se encuentra de por medio son los niños. En este sentido, hay dos tipos de hijos de padres emocionalmente inestables: los que salen a los padres, igual de inmaduros e igual de dictatoriales que sus progenitores, o los niños que asumen el rol de adulto, ya sea con el cuidado de los hermanos pequeños, de los trabajos del hogar y asumiendo un rol que por edad y por capacidades no deberían asumir, sino que son sus padres los que deberían asumirlos. Y este cambio de roles también tiene graves consecuencias.

Cómo las emociones inestables de los padres repercuten en sus hijos

Alguien podría pensar que si desde pequeño los niños asumen ese papel de adulto madurarán antes, serán más responsables o más valientes. Sin embargo, el niño estará perdiendo su infancia, que como hemos dicho es una etapa imprescindible a la hora de crecer, desarrollarse y cumplir con las etapas previas al rol que tienen asumido en ese momento. Unos padres emocionalmente inmaduros o poco estables pasarán por alto las necesidades emocionales de sus hijos, y poco a poco estas se irán anulando hasta desaparecer por completo.

Superar esta infancia perdida por culpa de unos padres inmaduros no es nada fácil, aunque existen métodos como la terapia cognitivo-conductal que nos pueden ayudar a ello. Antes tendremos que cerrar heridas y aceptar que hemos perdido nuestra infancia por culpa de esos padres inmaduros. Por eso mismo, antes de tener un hijo deberíais aseguraros de que tenéis una relación estable emocionalmente.

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Pau Sisternas

Graduado en Periodismo y comunicación por la Universitat de València. Postgrado en formación del profesorado de Español como Lengua Extranjera. Periodista, blogger, community manager, apasionado del deporte y atleta en mi tiempo libre. De Valencia, intento vivir de lo que más me gusta escribiendo en blogs. Aficionado a cualquier deporte, adicto a las series, creo que las películas se disfrutan más con palomitas. Aunque suene a tópico, a mi también me gusta leer, viajar y la buena comida.

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