En nuestro vocabulario de andar por casa, contamos con muy pocas palabras que sean capaces de transmitir un profundo mensaje con tan sólo pronunciarlas. Pero saudade es uno de esos términos que esconden en su interior un significado tan complejo como profundo.
De origen portugués, saudade es una palabra que no cuenta con una traducción literal a otros idiomas. Según la Real Academia Española de la Lengua, el significado de saudade es soledad, añoranza y nostalgia. Como dirían los gallegos, es auténtica morriña. Sin embargo, resulta conveniente señalar, que el significado de esta palabra es mucho más específico de cómo la define la RAE.
Saudade es a la vez una palabra misteriosa y cargada de sentido. Por ello, muchos psicólogos, filólogos y lingüistas a lo largo de la historia la han estudiado con detenimiento para determinar su origen. Aunque, hay que decir, que nunca han terminado de ponerse de acuerdo sobre su verdadero significado.
El escritor y político portugués, Manuel de Melo, describió el término saudade como "el bien que se padece, y el mal que se disfruta". En definitiva, se trata de una palabra con la que podemos expresar un profundo sentimiento de anhelo.
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A Pablo Neruda también le interesó
Y el célebre poeta Pablo Neruda sintió auténtica fascinación por esta palabra y trató de buscar su significado más preciso. Así lo mostró: "¿Qué será? Yo no sé. Lo he buscado en unos diccionarios empolvados y antiguos y en otros libros que no me han dado el significado de esta dulce palabra de perfiles ambiguos. Dicen que azules son las montañas como ella, que en ella se oscurecen los amores lejanos, y un noble y buen amigo mío (y de las estrellas) la nombra en un temblor de trenzas y de manos".
Lo cierto es que Saudade ha estado desde siempre relacionada con el hecho de sufrir la ausencia de la persona amada, y se ha empleado en la literatura en repetidas ocasiones, porque guarda una estrecha relación con el amor perdido.
Sin embargo, el hecho de anhelar profundamente algo, no tiene por qué causarnos siempre malestar, pues cuando queremos conseguir algo con todas nuestras fuerzas, podemos aprender a vivir desde la felicidad de un recuerdo que, en realidad, nos duele.
¿Qué parte positiva podemos extraer de saudade?
Todos y cada uno de nosotros podemos experimentar saudade en cualquier momento de nuestra vida: cuando terminamos de leer una novela, en mitad de una tarde de domingo, cuando nos despedimos de un amigo, o cuando rompemos una relación de pareja...
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A pesar de ser un término íntimamente ligado a la nostalgia y la melancolía, sentir saudade no sólo significa echar algo o a alguien de menos, sino que implica el trascender de ese sentimiento de añoranza, para tomar conciencia de la importancia que han tenido ciertos momento o ciertas personas en nuestra vida.
La reflexión que propone saudade
Cuando somos conscientes de que nada volverá a ser igual al momento ya vivido y a todas esas vivencias que hemos compartido, entonces podemos ser capaces de encontrar el verdadero punto de encuentro entre la felicidad que nos provoca el recuerdo, y también la tristeza que nos evoca la ausencia.
Muchos escritores del romanticismo nos enseñaron a través de sus obras literarias que la saudade duele, sí, pero que también implica felicidad, porque sólo cuando la sentimos, somos capaces de trascender a lo que sentimos aunque sepamos que es imposible recuperar esas sensaciones que un día nos hicieron tan felices.
Viéndolo desde este prisma, saudade no sólo podría tener un significado negativo que evocara la pérdida y la nostalgia, sino que también podría definirse al mismo tiempo, como una invitación verdadera a sentir.
Por ello, hay saudades que nos recuerdan el verdadero privilegio que supone estar vivos, y que nos impulsen a avanzar hacia adelante, en definitiva, que nos ayudan a cargarnos de toda la energía positiva que necesitamos para continuar.
Fuentes consultadas:
- Piñeiro, R. (1984). Filosofía da saudade (Vol. 1). Editorial Galaxia.
