Tipos de competencias emocionales

Todo sobre la competencia emocional: tipos y cómo lograrla

La competencia emocional se basa en el reconocimiento de las emociones individuales y cómo estas afectan tanto a uno mismo, como a los demás. Es la habilidad o capacidad de ponerle nombre a las emociones, de conocerlas, saber cuáles son y cómo se reflejan en las personas. Teniendo en cuenta que las emociones juegan un papel fundamental en el bienestar personal, el conocimiento que se tiene sobre las mismas es lo que nos acerca a la competencia emocional, aquella situación en la que una persona afronta los retos y los desafíos que una emoción produce en nosotros mismos.

¿Qué es la competencia emocional?

El psicólogo Rafael Bisquerra define las competencias emocionales como:

"La capacidad para  movilizar adecuadamente un conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para realizar actividades diversas con un cierto nivel de calidad y eficacia"

En base a ello Bisquerra establece que la competencia emocional puede ser tanto grupal como individual. Sin embvargo, para desarrollar esas competencias emocionales se precisa tanto de actitud como de conducta, por ello, aunque pueda tratase de algo innato, es algo que se puede trabajar. Por ello establece que:

"Al igual que cualquier otra competencia, las personas no nacemos con la competencia emocional, sino que la vamos desarrollando poco a poco a lo largo de la vida"

Tipos de competencia emocional

En 1999, el psicólogo Daniel Goleman publica la obra "La práctica de la inteligencia emocional", en donde revela que las competencias emocionales se agrupan en conjuntos, cada uno de los cuales, está basado en una capacidad subyacente de la inteligencia emocional. Según la teoría de Goleman, las competencias emocionales se dividen en dos grandes grupos, las personales (que son las que determinan el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos) y las sociales. Vamos a ahondar en cuáles son las competencias personales:

1. La consciencia emocional

Al alcanzar esta competencias estamos preparados para reconocer las propias emociones y los efectos que estas generan en nosotros. Esta competencia nos permite conectar con nuestros sentimientos y exteriorizarlos de la forma adecuada. También nos permite hacer una valoración adecuada de uno mismo, así como tener confianza en nuestra propia persona y disponer de total seguridad a la hora de valorarnos. Por ello, las personas que desarrollan esta habilidad suelen confiar en su propio potencial.

2. La autorregulación

Entendemos la autorregulación como la habilidad que nos permite controlar nuestros impulsos de la manera más adecuada y también manejar correctamente las emociones.

Técnicas para controlar los impulsos

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3. La motivación


A través de esta habilidad las personas nos orientamos hacia resultados, y disponemos de una fuerza extra para lograr nuestros objetivos. Para aumentar la motivación, debemos tener siempre presentes nuestras metas, ser capaces de pedir ayuda a los demás cuando la necesitemos, y alimentar nuestro espíritu para coger toda la fuerza que precisamos para seguir adelante. El otro grupo de competencias emocionales son las competencias sociales, es decir, las que determinan el modo en que nos relacionamos con nuestro entorno. En este grupo encontramos algunas habilidades concretas, como:

4. La empatía

Entendida esta como la habilidad que nos permite tomar consciencia de los sentimientos, las necesidades y las preocupaciones ajenas. Para ser más empáticos, es necesario poner en marcha la escucha activa, evitar los juicios de valor, aprender a decir no, y también encontrar el propio equilibrio.

Dinámicas para la empatía

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5. Las habilidades sociales

Son aquellas capacidades que nos permiten inducir respuestas deseables en los demás, como puede ser, por ejemplo, la influencia, la comunicación, el liderazgo, la catalización del cambio, la resolución de conflictos, o la colaboración y cooperación, entre otras.

Aprender a comunicar escuchando a los demás y expresando nuestras propias opiniones, ser más asertivos, y mantener un equilibrio entre la pasividad y la agresividad, son pautas esenciales para lograr estas habilidades sociales.

Fuentes consultadas

  • Bisquerra Alzina, R., & Escoda, N. P. (2007). Las competencias emocionales. Educación XXI, 10, págs. 61-82.
  • Goleman, D. (2010). La práctica de la inteligencia emocional. Editorial Kairós.
  • Torrabadella, P. (2012). Cómo desarrollar la inteligencia emocional.Editorial Vía Libro.

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Carolina Ferreiro

Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Máster en Relaciones Internacionales por la Universidad Complutense de Madrid. Mi vocación es contar noticias y transmitir información útil y relevante para los demás. Escribo noticias relacionadas en medios de referencia relacionados con el empleo, cursos, orientación académica, y actualidad educativa. En el día a día disfruto con todos los temas que están relacionados con la maternidad (feliz mamá de dos hijos), la infancia y la familia. Asimismo, me interesan mucho todos los asuntos que atañen a la nuestra psicología, salud y nuestra alimentación.

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