Uno de los males que azotan a nuestra sociedad son dolencias como la ansiedad y el estrés. Muchas situaciones que vivimos en nuestro día a día, desde intentar abarcar más de lo que podemos a los estresantes atascos de tráfico o la impotencia al no poder cumplir un objetivo despiertan una serie de emociones que se convierten en ansiedad. Sin embargo la ansiedad no siempre es igual, y se manifiesta de diferentes formas. Hay muchos tipos de ansiedad, y aquí analizaremos los 5 tipos de ansiedad más frecuentes, que pueden afectar a cualquiera.
Trastorno de ansiedad generalizado
Quienes padecen este tipo de trastornos de ansiedad generalizados acostumbran tener muchas preocupaciones, miedos que deberían vencer con las herramientas adecuadas y algunos tipos de emociones que se repiten con cierta frecuencia. Se preocupan por cuestiones como la salud o la economía, y tienen ese pálpito constante de que algo malo va a pasar. Es muy difícil dar con el origen de estos problemas, pero esos temores y las cuestiones a las que afectan son tan reales que muchas veces impiden a quienes los padecen centrarse en su día a día.
Trastorno de pánico
No hay que confundir esos miedos del trastorno anterior con el pánico que nos produce la ansiedad en determinadas ocasiones. Quienes lo padece siente de repente un sentimiento de pánico muy intenso, un terror y un pavor no provocados. Son sentimientos repentinos, sin un origen cierto; y a este problema se añade el miedo a cuándo se producirá el siguiente ataque de pánico y qué consecuencias tendrá. Esto hace que con frecuencia quienes experimentan este trastorno de ansiedad limiten sus actividades.
Trastorno obsesivo-compulsivo
Puede que sea el más conocido de los tipos de ansiedad, aunque no todo el mundo relaciona el TOC o trastorno obsesivo-compulsivo con la ansiedad. En este caso, la ansiedad es una dolencia que se desarrolla a través de unas obsesiones (sentimientos o pensamientos persistentes, no deseados e imposibles de controlar) y una serie de compulsiones (rutinas o rituales) para librarnos de esas obsesiones. Una limpieza excesiva de la casa o el hogar, el hecho de tener que verificar cualquier cosa una y otra vez en busca de errores o la necesidad de tenerlo todo bien ordenado y clasificado son claros ejemplos de este tipo de ansiedad.
Fobias y miedos
Muchas de las fobias o los medios que padecemos están relacionados con la ansiedad. Pueden aparecer en situaciones concretas o ante determinados objetos, y se dividen en dos grupos. Por una parte tenemos las fobias específicas, entre las que incluiríamos la ansiedad que nos produce el miedo a volar, ir en barco o tropezarnos con determinados animales; por otra parte están las fobias sociales. Por ejemplo, el miedo a ser juzgado socialmente así como los temores a relacionarnos con determinados entornos sociales o ciertos lugares públicos.
Traumas físicos y emocionales
Por último hay que hablar de la ansiedad que aparece después de situaciones como accidentes, delitos graves o catástrofes naturales. Muchas de sus víctimas desarrollan un trastorno de estrés postraumático en el que nuestros pensamientos y sentimientos, pero también nuestra forma de actuar, se ve radicalmente modificada por el recuerdo de estos sucesos. Este tipo de ansiedad puede desaparecer pronto o prolongarse durante años después de la experiencia traumática.
En todos estos casos la ansiedad puede manifestarse con síntomas como el temor extremo, la falta de aire, el insomnio, temblores, náuseas y mareos o taquicardia. Muchas veces la ansiedad aparece en la adolescencia o el inicio de la edad adulta, y podría ser hereditaria. Por eso es muy importante ir al especialista e iniciar el tratamiento adecuado para hacer frente a la ansiedad. Terapias como la de la conducta o la cognitiva pueden ayudar a minimizar los efectos de la ansiedad en quienes la padecen; y la combinación entre psicoterapia y medicación nos ayudará a solucionar el problema.