Huimos de las personas con gripe o virus de estómago. Si alguien tiene una enfermedad contagiosa no queremos pasar tiempo con esa persona y ponemos distancia. Sin embargo, no tenemos tanto cuidado con las emociones negativas. Y es que, nos pueden contagiar las emociones o el mal humor igual que nos pegan un constipado. Pero no siempre nos damos cuenta. ¿Alguna vez has oído decir que tal persona roba la energía de los demás? No se trata solo de una metáfora o una frase hecha. Lo cierto es que la negatividad, el enfado o la envidia se pueden contagiar, y nadie quiere caer en ese malestar.
Pero no todo es malo. Seguro que alguna vez te has levantado con el pie izquierdo. Tu humor está resentido, experimentas emociones a las que no sabes qué nombre poner y no tienes ganas de ver a nadie. Sin embargo quedas con tus amigos, amigos que te hacen reir, que estás contento y te ponen de buen humor. Así es como tus amigos te contagian sus emociones y su alegría.
Epidemias de risa
No hay nada mejor que la risa cuando nos encontramos tristes. Sonreir o mejor aún, reir a carcajadas es una de las mejores medicinas para la depresión. Al reír liberamos endorfinas y esto nos hace sentirnos mejor. ¿Pero cómo reír cuando la tristeza nos inunda? Por ello, tanto si son positivas como si son negativas todas las emociones se contagian de una persona a otra aunque lo queramos evitar.
En realidad, el procedimiento para saber cómo una persona puede contagiarte sus emociones es más sencillo de lo que parece. Seguramente alguna vez te ha pasado que has visto una película de risa en tu casa, solo. No te gusta ni te hace gracia o te parece una tremenda tontería. Pero al cabo de un tiempo la vez con amigos. Ellos se ríen y de repente se vuelve la película más graciosa que has visto. Las energías de las personas funcionan así. A veces para bien y otras para mal. Un buen recuerdo te inunda al recordar ese rato, a pesar de que la primera vez no te gustó. Incluso, hasta los conflictos emocionales se pueden contagiar. La ley del contagio emocional es ante todo sorprendente.
Entre los hechos más impactantes que ha ocurrido en relación al contagioemocional destaca la historia de Tanganica. Si bien un ataque de risa se puede contagiar, este no suele durar más de dos minutos. Sin embargo, algo asombroso pasó en Tanzania en los años 60. Y es que, fue tal el nivel de contagio de risa que hasta la escuela de Tanganica tuvo que cerrar durante dos semanas. El caso es que, unas niñas comenzaron a reír y las carcajadas se fueron contagiando, de tal modo que la epidemia duró 18 meses. A pesar de que la risa es buena, en tan grandes cantidades también derivó en dolor o problemas respiratorios. Se trata de un hecho aislado que nos ilustra el poder de contagio que tienen las emociones y eso es algo asombroso.
Contagio en las redes sociales
Y si quieres contagiarte de emociones positivas, hoy no hace falta salir a la calle ni quedar con tus amigos para disfrutar de una buena dosis de optimismo. De hecho, las redes sociales afectan a tus emociones porque tienen un poder indescriptible. Tanto es así que pueden contagiar esta positividad con solo con comunicarse a través de ellas. En un experimento que se realizó en este sentido, se ordenó la forma en la que las personas reaccionan al ver las noticias al entrar en Facebook. De esta forma, se comprobó que las personas que leían publicaciones positivas mejoraban su estado de ánimo, al contrario que las que leían noticias con tintes pesimistas, que se volvían más tristes.
Obviamente, si tenemos que elegir, deberemos juntarnos con personas que nos transmitan alegría y optimismo, y dejar a un lado aquellos que no paran de quejarse y que están siempre preocupados y así te lo hacen saber.
Esto no quiere decir que debamos evitar las emociones negativas, pues estas también son necesarias para vivir y todos tenemos que experimentarlas. Pero, puestos a elegir, mejor ser víctimas de contagio por algo alegre que por un ánimo decaído.